Cuando, por cualquier razón, una persona se muestra vulnerable frente a otra, abre la posibilidad de que se genere una conexión humana profunda. Para que esto ocurra, sin embargo, es necesario que haya una reacción empática ante lo expuesto, disposición para comprender emocionalmente a quien se despoja de lo que tiene para aparentar que todo está bien. Si tal disposición no existe, tal conexión es imposible. Y la imposibilidad no es igual a cero. El peso específico de lo que no puede ser lo conocemos todos.
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