"Un fama es muy rico y tiene sirvienta. Este fama usa un pañuelo y lo
tira al cesto de los papeles. Usa otro, y lo tira al cesto. Va tirando al cesto
todos los pañuelos usados. Cuando se le acaban, compra otra caja".
Julio Cortázar
Desentiéndase de todo tipo de conocimiento e intuición. Aléjese de los libros, de las personas que brillan con luz propia y de las sonrisas perspicaces, señal inequívoca de buen entendimiento. Enciérrese en sus miedos y abrace cuanta teoría de la conspiración toque a su puerta: aplane el planeta, deposite un chip en la vacuna que quiera y meta las manos al fuego por quien dobla a Paul desde 1966.
Al corazón póngale una jaula y tráguese la llave. Al cerebro, duérmalo. La industria del entretenimiento vende anestesia barata en múltiples presentaciones.
Entregue su alma a los dogmas y olvídese de sufrir por preguntas incómodas, quizás sin respuesta. ¿Le inquieta su futuro? Aprenda el oficio de la fe y rece por hábito: el destino no tiene por qué estar bajo su responsabilidad. ¡Endóselo!
Por último, niéguese el placer que emana del arte, de las relaciones transparentes y de la bondad sin condiciones; entréguese, en cambio, al que escurre del chisme, de la pornografía en todas sus formas, del pródigo poder de compra y de las papas fritas.
El método es infalible, puede usted estar seguro de ello.